Pese a que os escribo desde Luxor, con la montaña tebana en el horizonte, y el cielo volviéndose rojo poco a poco sobre las palmeras, hoy quiero que me acompañéis a las galerías del Museo Egipcio de Turín, donde estuve el pasado verano, entre viajes papirológicos. El museo, recientemente reabierto al público tras una importante reforma, cuenta con la mayor colección de antigüedades egipcias fuera de Egipto. Por ello, es complicado quedarse con unas pocas piezas. Sin embargo, como ya me conocéis, cuando visito un museo me gusta leer las inscripciones que me encuentro, y buscar en ellas detalles curiosos. Por ello, os traigo en esta ocasión el ataúd de Ini:
Ataúd de Ini (Museo Egipcio de Turín, inv. 13268) (Fuente: C. GRECO (ed.), Museo Egizio. Il catalogo ufficiale del Museo Egizio di Torino (Modena: Franco Cosimo Panini, 2015). |
Este ataúd, datado en el Primer Periodo Intermedio, procede de Gebelein. Fue descubierto en 1911 por la expedición italiana encabezada por Ernesto Schiaparelli. Como es común en los ataúdes de este periodo, se trata de una caja de madera de forma rectangular, recorrida por una inscripción horizontal en la parte superior de sus paredes, y una línea colocada de forma longitudinal sobre su tapa plana. El motivo por el que traigo aquí este ataúd no es ya el contenido de la inscripción, que es la típica fórmula de ofrenda, sino la forma de los jeroglíficos. En el lateral izquierdo (visto desde su cabecera) del ataúd podemos ver dos ojos, tras los que, en el interior del ataúd, se encontraría la cara del difunto, colocado en decúbito lateral, sobre su lado izquierdo. Los ojos tienen la forma del ojo de Horus, que representa las líneas situadas en torno al ojo del halcón. Esto no parece haber sido comprendido completamente por el dibujante encargado de trazar los signos, que ha representado la parte inferior de ambos ojos mediante una línea contínua ondulada.
Ojos en el lateral del ataúd de Ini (foto de la autora) |
Pasando a la inscripción (me limito a la sección que aparece en la foto del catálogo), su transliteración y traducción son las siguientes:
Hpt-dj-nswt jnpw tp(j)-Dw=f nb tA Dsr xnt.j sH nTr jmj wt pr.t-xrw t Hnq.t n xtm.tj-bj.tj smr wa.t Hr.j-tp-aA-n-spA.t jmj-ra Hm.w nTr jnj
"Una ofrenda que da el rey y Anubis, el que está sobre su montículo, señor de la tierra sagrada, el que está al frente del templete del dios, el que está en los vendajes. Una ofrenda invocada de pan y cerveza, para el portador del sello del rey del Bajo Egipto, el compañero único, gran señor del nomo, supervisor de sacerdotes, Ini." (1)
Durante el Primer Periodo Intermedio encontramos una gran variedad de formas artísticas regionales, que se desarrollaron de forma independiente al no existir un estado centralizado. La curiosa forma de los jeroglíficos del ataúd de Ini es un ejemplo de ello. Veamos algunos ejemplos:
- Si observamos la fotografía superior, en la que aparecen los dos ojos, podemos ver el comienzo de la fórmula Htp-dj-nswt, seguida del nombre del dios Anubis, y su epíteto tp(j)-Dw=f "el que está sobre su montículo". La forma del signo tp (D1) es muy curiosa, casi la podríamos calificar como cubista, y seguro que hubiera apasionado a Picasso.
- El signo I9, la víbora cornuda, presenta esta curiosa forma que parece mezclar las orejas del conejo con el cuerpo de una serpiente, y que deriva claramente de una confusión con las protuberancias de la cabeza del reptil:
Víbora cornuda (I9) (Foto de la autora) |
- Otro elemento interesante es la forma del signo jn (W25) en el nombre de Ini. Este signo normalmente es una vasija con dos piernas. En este caso, sin embargo, ha sido reinterpretado como una línea horizontal de la que desciende un pequeño tramo vertical que deriva en una especie de horquilla. Si observáis la primera foto del lateral del ataúd, veréis que allí las dos patitas de la horquilla miran cada una hacia un lado, mientras que en el ejemplo inferior, procedente del lateral opuesto del ataúd, las patitas parece más piernas. Esta horquilla es muy similar a la línea ondulante que aparece debajo de los ojos en el lateral del ataúd.
Nombre de Ini (Foto de la autora) |
Cuando uno comienza a aprender egipcio medio, y a familiarizarse con la escritura jeroglífica, memoriza una serie de signos estandarizados que aparecen en las gramáticas de turno (pronto colgaré un post con más información sobre cómo estudiar la lengua egipcia en sus distintas fases). Cuando se sale "al mundo salvaje", es decir, cuando se comienza a trabajar con inscripciones reales, de puño y "signo" de cada escriba, no obstante, uno ha de reconocer los distintos signos en formas en ocasiones alteradas. Conocer las líneas principales de cada signo ayuda también al estudiante a aprender hierático, ya que en esta escritura son estas líneas las que permanecen, obviándose los detalles superfluos. Los escribas, en ocasiones, cambiaban unos signos por otros de formas similares por descuido. En el ataúd de Ini tenemos un ejemplo de ello:
Título Hr(j)-tp-aA-n-spA.t (Fuente: C. GRECO (ed.), Museo Egizio. Il catalogo ufficiale del Museo Egizio di Torino (Modena: Franco Cosimo Panini, 2015) |
En la imagen podemos ver el título Hr(j)-tp-aA-n-spA.t "gran señor del nomo", pero el signo aA en lugar de aparecer escrito con el signo O29 aparece con el R23. El título está suficientemente atestiguado como para no cabernos ninguna duda de su lectura. Ambos signos son horizontales y planos, lo que llevó a la confusión. Otro elemento a destacar en este título es la curiosa forma del signo D2, la cara vista de frente, que parece más bien una especie de vasija con asas.
¿Qué podemos concluir a partir de este post? El estudiante de Egiptología debe enfrentarse a inscripciones de todos los periodos, en todas las fases de la lengua egipcia, de distintas zonas geográficas, y sobre soportes diferentes. A medida que lea más y más textos su cerebro no sólo irá acostumbrándose a los giros de la lengua egipcia, a las expresiones comunes, y al vocabulario, sino que sus ojos también aprenderán a mirar y a reconocer los signos, permitiéndole cada vez más soltura en la lectura. Cuando se enfrente a textos en mal estado, con signos prácticamente ilegibles y partes perdidas, esta experiencia le permitirá anticiparse al texto, aprender a prever qué podría aparecer después, y así reconstruir los fragmentos perdidos, y enlazar los conservados.
(1) Pese a la ubicuidad de la fórmula de ofrenda, tanto temporal, desde el Reino Antiguo hasta la época romana, geográfica, y material, su interpretación es todavía objeto de discusión entre los egiptólogos. Para un interesante análisis de la misma, recomiendo la lectura del artículo siguiente: D. FRANKE, "The Middle Kingdom Offering Formulas: A Challenge" en The Journal of Egyptian Archaeology 89 (2003), pp. 39-57.
Referencias:
BROVARSKI, E., "Two monuments of the First Intermediate Period from the Theban nome", en J. H. Johnson y E. F. Wente (eds.), Studies in honor of George R. Hughes: January 12, 1977 (Chicago: Oriental Institute of the University of Chicago, 1976), pp. 31-41.